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Enamoramiento explicado quimicamente: La formula quimica de cupido Enamoramiento y cerebro


¿Para qué se enamoran los individuos de las especies?
Los individuos de las especies, se enamoran para relacionarse sexualmente y perpetuar las especies. 
En los animales, los mecanismos de apareamiento y reproducción se  han perfeccionado a tal grado, que han alcanzado una gran sutileza, ya que mediante una serie  de señalizaciones químicas y sus respectivas estructuras receptoras logran acciones sumamente  coordinadas y ordenadas en la propagación de las especies.
La ciencia del amor
El amor va madurando...es decir se va conformando  un mapa mental amoroso con base en la edad y las experiencias; se manifiesta por medio de  mensajeros químicos (hormonas) que se perciben en estructuras  llamadas receptores, que  generan respuestas químicas en cascada que son incontrolables y que promueven una conducta  explosiva llamada enamoramiento
Etapas del enamoramiento

1. Primera impresión
Nuestros sentidos son la puerta de entrada para todo lo que ocurre fuera de nosotros, en el amor no hay excepción: una vez dentro, comienza la batalla química y hormonal. Encontrar a la persona que nos atraiga es el primer paso, y es también una responsabilidad que suele atribuirse al sentido de la vista. 
Pero a veces se dice que el amor es ciego, ya que entra por las fosas nasales, nosotros no nos damos cuenta, pero cada persona tiene una combinación diferente de feromonas: Hormonas de la atracción.
Las feromonas de todos no nos atraen, pero algún día, una mezcla en especial nos llama la atención.

Luego de eso deseamos buscar con los ojos, a la persona que nos ha atraído.
Cuando se tiene al blanco en la mira y se produce el contacto visual, una descarga eléctrica pone al cerebro en un estado especial que despierta a un conjunto de células en el sistema límbico, que secretan a su vez una sustancia conocida como feniletilamina (FEA)


2.  Atracción (primera fase neuroquímica) 
La feniletilamina (FEA) se esparce por todo el cerebro y orquesta el caos llamado amor. Inicialmente,provoca un estado de semi-inconciencia, en el cual se suspenden todas las acciones cerebrales: la vista, que generalmente es periférica, se vuelve central, afocando como entre nubes al objeto  causante del caos; se pierde el oído y, por ende, el habla; no hay sensación térmica en la piel ni equilibrio y se turba la coordinación de ideas y de movimiento.
El cerebro juega trucos, al dejar de oír,  sólo se distinguen sonidos internos, como las palpitaciones o los ruidos intestinales. Sin embargo, nuestro cerebro no puede quedarse así, todo el caos dura menos de un segundo (caeríamos por la falta de equilibrio), es momento de que el cerebro tome las riendas del cuerpo.
Para recuperar el control, el cerebro secreta dopamina o norepinefrina, ambos neurotransmisores, que estimulan al hipotálamo; éste último se comunica químicamente con la hipófisis, de ahí a la  tiroides; luego al páncreas, las glándulas suprarrenales, y después, en el caso de las mujeres, con los ovarios; en el caso de los hombres, con los testículos

Al final de la comunicación química ocurre: cierre de vasos sanguíneos, venas y arterias periféricas; aumento de presión arterial; ligero aumento de temperatura; escalofríos; sudoración principalmente en cara y manos; aumento de frecuencia respiratoria, y por consiguiente, suspiros; al aumentar la frecuencia cardiaca se siente un vuelco, éste es el origen del “flechazo de cupido”
Después viene un aumento de glucosa en  la sangre; dilatación de pupila; y contracción de estómago e intestino, lo que se interpreta como “mariposas en el estómago”; todo junto forma lo conocido como arrebato sentimental, el cuerpo  se arquea y todo parece una fiesta, y sí lo es pero química.
3. Afecto o enamoramiento (segunda fase neuroquímica) 
Una vez que el primer encuentro acaba, el cerebro debe controlar el caos en el que se vio envuelto; es decir, nivelar las sustancias que fueron secretadas; para ello se activan los calmantes naturales por excelencia: endorfinas y encefalinas. Ambas son una auténtica droga, de hecho son los opiáceos del cerebro, y se esparcen para tranquilizar los órganos alterados; producen  tranquilidad, calma, gozo y alegría, la risa en el rostro es inconfundible.
El cerebro sabe que debe controlar las variaciones de temperatura y sobre todo de azúcar, por lo cual el páncreas secreta insulina, de esa manera se transporta la glucosa a los tejidos para metabolizarse, y así el organismo se tranquiliza. Sin embargo cuando bajan los niveles de glucosa hay una nueva señal: serotonina, traducida como la necesidad de algo dulce.

En los hombres, la señal es casi imperceptible, y a la larga produce baja de peso; en cambio, para las mujeres, la  necesidad de azúcar es imperiosa y puede provocar un aumento de peso.
Después de todos estos procesos químicos, se produce oxitocina, conocida como “el péptido del amor” o “sustancia del abrazo”,  que genera la urgencia de la sensación táctil, del contacto directo con la persona amada. En el caso de la amistad, se cierra el ciclo y puede convertirse en una relación duradera; sin embargo, para el enamoramiento, se necesita cada vez más el intercambio químico; así se llega al beso, donde olor y sabor se juntan, provocando una memoria a muy largo  plazo.
4. Pasión (fase neuroendocrina)
El proceso amoroso es como una bola de nieve que rueda por una pendiente: cada vez más  grande y menos contenible; eventualmente, el ciclo se cerrará, para culminar con las relaciones  sexuales; para ello los impulsos eróticos serán cada vez más intensos y con intervalos más cortos. 
Las glándulas suprarrenales aumentaran su producción de testosterona tanto en hombres  como en mujeres. En el caso de los hombres, la cantidad de testosterona aumentará mucho, ya que se sumará a la aportada por los testículos, ocasionando la llamada “valentía territorial” (seria, el aumento de testosterona, en el hombre) que servirá contra posibles contrincantes y una veloz iniciativa para presionar a la pareja. Para las mujeres esa pequeña diferencia en el aumento de testosterona provoca una especie de ceguera en el juicio y toma de decisiones, motivo por el cual no se oyen consejos y lo único en mente es estar con la pareja, aumentar el contacto físico y tener relaciones sexuales, con esto se cierra el 
ciclo amoroso.

La fidelidad
En algunos animales como los cisnes, gansos y lobos, existe una hormona llamada vasopresina 

o “péptido de la fidelidad”. Ésta provoca que, después del encuentro sexual, permanezcan juntos en cada ciclo de apareamiento. La muerte de la pareja, lleva a estos animales al suicidio o a una vida en solitario. 
Por otro lado, aunque los humanos  secretamos esta hormona, no lo hacemos  en cantidad suficiente y de manera constante, lo cual deja abierta la puerta para buscar otra u otras parejas.  El organismo humano no ayuda ni a la fidelidad ni a cumplir el mito del amor romántico. La religión, la moral, las leyes y, sobre todo, la inteligencia ayudan a mantenernos con la misma pareja toda la vida, lo cual nos revela que la vida en pareja es un arduo ejercicio intelectual.
Duración de las etapas
La atracción bioquímica de la primera fase neuroquímica, puede durarde dos a tres años. 
La combinación de la segunda fase neuroquímica y la fase neuroendocrina  puede durar hasta cuatro años más. 
Una vez cumplidos estos ciclos químico-biológicos, que suman alrededor de siete años, la relación se vuelve fundamentalmente racional, sin quitar que pueda seguir existiendo la atracción química, pero con otra velocidad o impulsada con otra fuerza,  la cual es conocida como costumbre.
Lo anterior quiere decir que de la pasión involuntaria de amar se pasa a la voluntad de amar.
El cerebro, considerado bioquímicamente como el órgano sexual más importante, debe hacer  acto de presencia, si es que uno lo desea, para preservar la relación que en un momento volvió locas a las neuronas, y convertirlo en un acto de intelecto y voluntad. Por último, si involucrar a la razón y a la voluntad no es suficiente, no queda otro camino que buscar quién reviva la alquimia  corporal y comience nuevamente la compulsión de éxtasis y tormento.

Opinión personal

Lo descrito anteriormente se trata del enamamoramiento mediado por hormonas,  y no tiene mucho que ver con lo que es el amor de verdad.
Este último no es un sentimiento, sino un estado; va para todas las personas, no sólo para una y es incondicional. Viene de la fuente.
Aunque el amor de verdad sea para todas las personas, siempre será natural preferir estar con unas más que con otras, y por eso tenemos ciertos amigos y parejas.
En el caso de las parejas que experimentan un amor sincero, no significa que no pasen por las etapas descritas anteriormente, pues estas son caracterísitcas esenciales que definen una "relación de pareja", pero a parte de eso, hay algo más, se trata de una verdadera compenetración que va más allá de la química física, se trata de las almas, y no es esa idea casi mitológica del amor romántico que se ha expandido en nuestra cultura, es más bien todo lo contrario, un amor sin apego, sin ego, sin dolor. 


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